Los postres, bizcochos y tartas gourmet de Luis Segarra han conseguido introducirse en los cuatro últimos años en puntos tan dispares como Francia, Inglaterra, Estados Unidos o incluso Singapur. Tras obtener el premio al Mejor Panettone Ibérico, pretende también exportar este producto a la mismísima Italia, además de elaborar de una tirada exclusiva de 3000 unidades para adquirir en España en sus puntos de venta.
Vender pasteles en París, cuna de la afamada pastelería francesa, o enamorar con un panettone ibérico al mercado italiano no debe resultar tarea fácil. En primera instancia suena tan complejo, salvando las distancias, como vender hielo a un esquimal. Todo un reto. Pero al maestro pastelero Luis Segarra, propietario del obrador gourmet de Dos Hermanas Flor de la Pasión, le gustan los desafíos. «Me siento avalado por más de dos décadas de experiencia en el sector elaborando alta pastelería con productos de calidad superior», confiesa. Es por ello, que a Segarra no le tembló el pulso hace aproximadamente seis años cuando dio el salto al mercado internacional de la mano del prestigioso proveedor francés Compagnie des Desserts. «Desde entonces ha sido un no parar. Las elaboraciones de Flor de la Pasión ya se consumen en Francia, Inglaterra, Estados Unidos o Singapur… Estamos muy orgullosos de ello», afirma su propietario.
Flor de la Pasión nació en 1998 como un pequeño obrador situado en el barrio del Cerro del Águila en Sevilla. El proyecto empresarial surgió de la devoción por la repostería de Segarra, un ‘sevillano de Huesca’ que emprendió junto a su esposa Celia Buisan. Desde sus inicios, ambos se enfocaron en la elaboración artesanal para hostelería (restaurantes, hoteles y cáterings) con mimo y dedicación. Poco a poco, la criatura de Segarra y Buisan fue creciendo hasta mudarse a una nave de 360 metros cuadros en Montequinto y, hace diez años, dar el salto a otra de 1400 donde cuentan con una veintena de trabajadores. «Nos hemos ido especializando en postres en monoporciones y ultracongelados para eventos. Pero el público internacional suele ser más clásico y se decantan más por nuestros bizcochos o tartas». Así en las ciudades de Singapur causa furor la tarta de manzana de Flor de la Pasión, mientras que en Nueva York se decantan por la de chocolate. En Francia, sobre todo antes de la Navidad, se demanda con especial intensidad la llamada pasta de frutas que el equipo de Segarra elabora de manzana, mandarina, fresa y coco.
Y para seguir abriéndose camino en nuevos mercados a lo largo y ancho del mundo, Flor de la Pasión ya proyecta lanzar su recién creado y premiado panettone artesano en la mismísima Italia, concretamente en la ciudad de Milán. ¿Quién dijo miedo? No en vano, esta última elaboración y su creador Alfonso Quintero, jefe de obrador del establecimiento nazareno, han obtenido el galardón Mejor Artesano de Panettone Ibérico celebrado en el marco de Murcia Gastronómica. «Es de una calidad sublime. Confitamos artesanalmente la naranja y el limón que lleva y utilizamos ingredientes exquisitos como mantequilla francesa, pasas especiales, yema de huevo fresco, harina italiana, vainilla de Vanuatu…» Con la intención de dar a conocer este producto, y de manera excepcional, Flor de la Pasión acaba de lanzar una tirada exclusiva de 3000 unidades para clientes particulares. Podrán adquirirse al precio de 19 euros el tradicional y 21 el de chocolate en distintos puntos de venta gourmet de Sevilla, Cádiz y Málaga que pueden consultarse vía web.
Pero no solo de la exportación internacional vive esta empresa de Dos Hermanas. De hecho, ésta constituye un treinta y cinco por ciento de su facturación anual. De los aproximadamente 3000 pasteles que fabrican al día, gran parte de ellos se quedan en territorio nacional. En este sentido, Flor de la Pasión también se encuentra en continua actualización. Para ello, Segarra y Buisan confían sobremanera en su equipo humano, capitaneado por Jesús Limón, jefe de producción, y el ya mencionado jefe de obrador Quintero. Junto a ellos, los propietarios de Flor de la Pasión han dado vida a un catálogo para 2023 que cuenta con la friolera de casi un centenar de referencias distintas. ¿Las últimas incorporaciones? Divertidos trampantojos con forma de limones, hamburguesas o aguacates que hacen las delicias como postres en eventos. «Este año ha sido de crecimiento total. Pero no podemos dormirnos en los laureles, son tiempos convulsos y hay que estar siempre renovándose», concluye Segarra.
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