La heladería «Arques Los Valencianos» de Carmona requiere casi una visita guiada para descubrir todos sus tesoros: Desde un exquisito mantecao de vainilla de receta casi centenaria a reliquias heladeras como los napolitanos, las tartas heladas o los cortes cubiertos con galletas de barquillo

 

Enrique Arques Navarro recorría La Alameda de Carmona con una corneta con la que anunciaba a melodía trompetera su presencia. Así  el público se acercaba hasta su motocarro para comprar los mantecaos de vainilla o los cortes que había preparado antes en su obrador. La foto de Enrique, con su motocarro y su buen letrero de «Helados Valencianos» preside una de las paredes de la heladería que su hijo regenta ahora en la plaza de San Fernando de Carmona.

Hace falta casi una visita guiada para ir descubriendo todos los tesoros que esconde este establecimiento fundado en 1971 por Enrique Arques y Mercedes Garrigós naturales de Jijona y que se asentaron en Carmona para seguir la tradición heladera. La familia, un hermano de Enrique, Angel, y su madre, Nieves Navarro, habían llegado a la ciudad en 1968 y vendían los helados, algo habitual entonces, en carritos por las calles. En el establecimiento, de esos de paredes de azulejos cuadrados y mostradores con frente de acero inoxidable, se pueden encontrar verdaderos tesoros, el mayor de ellos, quizás, un imponente mantecao de vainilla que sigue la fórmula, casi centenaria, del abuelo Santiago Garrigós. De hecho, su nieto Santiago, que ahora regenta el establecimiento y «custodia» el legado familiar, todavía conserva la pequeña libreta en la que su abuelo anotaba sus fórmulas magistrales- «Creo que el recetario es de la década de los 20 o los 30, pero no lo sé con exactitud» señala.

Enrique Arqués con el motocarro con el que repartía por Carmona en la segunda mitad del siglo XX. Foto: Cedida por la heladería

Santiago Arques, 43 años e ingeniero técnico informático, dejó los ordenadores para hacerse cargo de «los tesoros» de la familia. Sigue utilizando vainilla en rama y canela para elaborar el helado. Lleva también, además de la leche, yema de huevo para así reforzar la cremosidad. Se puede tomar en vasos de plástico, aunque ya para completar la experiencia lo suyo es comérselo en un cucurucho de barquillo que traen desde Córdoba y que está lujuriosamente crujiente.

Un cartel que puede tener lo menos 40 años anuncia las especialidades de la casa, una lista de helados clásicos, granizadas y horchata de chufa que elaboran en temporada. Además del helado de vainilla, también triunfa el de turrón, hecho con una crema que les hacen especialmente para ellos y con denominación de origen en Jijona y el de piñones, realizados con frutos secos ecológicos. El secreto, cuenta Santiago «es que utilizamos piñón nacional y que los tostamos un poco antes de incorporarlo al helado lo que aumenta su sabor».

Los carteles que anuncian las especialidades de la casa son también otra reliquia del establecimiento. Foto: Cosasdecome

Pero en las vitrinas de «Helados Arques Los Valencianos» como reza el cartel que cuelga en la fachada se pueden encontrar, además, más tesoros. Uno de los más singulares es el «napolitano», como lo bautizaron en Carmona o «coyote», como se llama en la zona del Levante. Son una especie de polos caseros pero realizados con mantecao, no con hielo. En un palo de madera se adhiere una especie de cilindro que lleva normalmente dos sabores. El toque que ya le da aspecto de «arqueoheladería» es un papel parafinado que lo envuelve.

El napolitano de los Arques. Foto: Cosasdecome

Pero no se quedan atrás en vuelta al pasado glorioso, las tarta heladas de la casa. Las tienen de varios sabores y luego van decoradas con flores de nata, frutos secos y chocolate en pequeñas lascas picadas y unas vistosas guindas de esas en almibar y que se utilizaban a finales del pasado siglo para decorar los postres en los restaurantes. Para completar la escena la tarta helada que hacen en el establecimiento va envuelta en una caja de cartón con los letreros en «colorao» y hechos con una letra de estas con muchos arabescos. Debajo se destaca la «elaboración propia desde 1968».

La tarta helada. Foto: Cosasdecome

Así es la caja de cartón en la que presentan la tarta helada. Foto: Cosasdecome

En la casa siguen sirviendo otra presentación heladera en peligro de extinción: los cortes. Siguen elaborando barras de helado de estas que tienen una o dos tiras de sabores. Estas se parten en trozos y a cada lado se le pone una galleta de barquillo. Pero si el interior está en vías de extinción no se queda atrás la colorista caja en la que va el helado y donde aparece el padre de Santiago con su famoso motocarro.

Corte de helado de la heladería Arques. Foto: Cedida por el establecimiento

Así es la caja en la que presentan las barras de helado para los cortes. Foto: Cosasdecome

El catálogo de sabores de Santiago Arqués abarca 45 gustos donde no faltan los grandes clásicos como la fresa o el Tutti Fruti pero también hay algunos más innovadores. En este sentido Santiago destaca la figura de su madre «que siempre ha sido de innovar». Ella fue la que puso en marcha la línea de hacer helados con productos típicos de Carmona, como la famosa torta inglesa o una especie de bollos en forma de rosco también típicos de la localidad. También hacen uno basado en el tocino de cielo de la famosa pastelería Nevada, también de Carmona y en Semana Santa no falta tampoco el de torrija o el de pestiños.

Santiago señala que «tratamos de adaptarnos a los tiempos, evidentemente sin dejar de ser artesanos y sin dejar de apostar por la calidad pero intentamos tener también sabores más innovadores o que se adapten a personas con algún tipo de intolerancia». En este sentido de la innovación destaca un helado que elaboran hasta con tres tipos de cacaos diferentes».

Arques funciona tan sólo como despacho de  helados. Sólo tienen 3 mesas a los extremos y no hay terraza. Los fines de semana se forman colas y destaca que son una firma muy querida en la localidad.

Siempre se han mantenido en la plaza de San Fernando, primero en un local, ahora ocupado por una papelería, y que adquirieron a otra familia histórica de los helados en Sevilla, los Verdú. Luego, en 1985 se mudaron a la casa actual, una finca de 1798. Precisamente en el patio de la casa, rodeado de arcos de medio punto y con una claraboya que deja pasar la luz natural, es donde trabaja Santiago. La maquinaría que utiliza vino directamente desde Valencia. «Tratamos de utilizar siempre que es posible fruta fresca e ingredientes de calidad. Hacemos helado todos los días».

Aunque Santiago ha introducido algunas creaciones la mayoría de las fórmulas que utiliza están guardadas en recetarios familiares escritos a mano y que conserva con sumo cuidado, consciente de que son un tesoro. Santiago señala que los heladeros mantenían sus fórmulas en secreto porque hay estaba un porcentaje importante de su éxito.

Santiago Arques, en su obrador situado en un antiguo patio del siglo XVIII, con la libreta en que su abuelo apuntaba las fórmulas magistrales de la heladería. Foto: Cosasdecome

El despacho también tiene paradas en las fotos y cuadros que cuelgan de la pared. En una foto en blanco y negro está Mercedes Garrigós en una imagen tomada tras el mostrador de la antigua heladería. A su lado otras dos fotos de la familia con un carrito de helados de los que se utilizaban en la primera mitad del siglo XX.  En otro sitio destacado cuelga el título de Enrique Arqués Navarro como maestro artesano otorgado por la Asociación de Heladeros de Jijona.

Los Arqués vendían incluso en Navidades sus propios turrones en la heladería aunque esta actividad la dejaron hace ya bastantes años. La temporada del establecimiento suele comenzar en marzo y se prolonga hasta finales de septiembre, aunque Santiago destaca que ahora, con lo del Coronavirus las fechas se han trastocado.

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