La Pañoleta siempre ha sido un barrio singular. Llama la atención su forofo ambiente taurino y sus bodegas ancestrales donde reinan aguardientes baratos y vinos de naranja de dudosa procedencia, entre parroquianos atornillados toda la mañana en la misma esquina y postura.
Incluso de vez en cuando se ve algún coche que se desvía para confirmar que es verdad, que sigue existiendo una carnicería que vende auténtica carne de caballo. La Pañoleta tiene además un inconfundible halo como de pueblo fantasma, donde parece que no vive nadie, en el que sus pocas calles apenas son transitadas y el despistado que anda por allí suele ir con cara de haberse perdido.
En realidad la mayor parte de estos forasteros vienen casi todos buscando una perdida cafetería, cuya única explicación lógica de tan destartalada ubicación es el origen camero de su propietaria. La Mundana recoge el exitoso testigo de La Cacharrería, concepto creado en su día por Agnola y Pepe que por diferentes circunstancias acabó dejando para centrarse en reproducir y aumentar el éxito de esos desayunos y meriendas diferentes, caserísimos, saludables y monísimos en su localidad natal.
La carta de La Mundana está repleta de opciones diferentes. Aunque es una elección perfectamente posible, no parece el lugar más adecuado para pedirse la típica media de aceite y tomate con su cafelito con leche, sería algo así como ir a Jaylu para comerse una ensaladita. Ya que hemos venido hasta aquí, lo suyo es tirarse de cabeza a un Bagel con carne mechá (por supuesto casera), AOVE, queso de cabra, brotes frescos y tomate o un Brioche con guacamole (insistimos, casero) brotes frescos, salmón y huevo poché.
Como estas, decenas de combinaciones posibles, hasta el punto de que, a la manera de los grandes restaurantes, tienen hasta opciones fuera de carta, por ejemplo en estos días está causando sensación el Bagel con pollo, queso fundido, brotes y tomate. A partir de ahí, los desayunos y meriendas se completan hasta casi el infinito con sus particulares gofres con masa de espinacas y plátano, sus codiciadas mermeladas mundanas, tartas elaboradas por ellos mismos, cafés que provienen del microtostador de El Alquimista de Mairena, múltiples combinaciones de batidos con la base de zumo de naranja o de leches veganas o bowls de frutas, yogur y muesli, entre muchas otras opciones.