Mi primera vez con Obando fue en Casa Paco. Fue una tarde de luz azul, al lado de los barcos, en un barra, algo apretujao, en Chipiona. Nos pusieron unos langostinos «de alba», de los que se pescan al amanecer… y una ensaladilla bien amayonesada que llevaba a modo de «embellecedores», alguna aceituna negra y un poquito de pimiento rojo y verde partido en fino.

Desde que lo probe, crujiente, de formas cambenbas, con la justa discrección que debe tener un pico (el novio de la ensaladilla debe ser discreto, no robarle protagonismo a ella) me cautivo y comprendí del tirón que la amayonesada había encontrado nuevo novio. El mundo del pico, que como la ropa de primavera, tiene sus modas había encontrado nuevo rey.

Los picos tienen sus reinados. En su día reinaron las rosquillas, los picos Ye Ye, luego los picos de aceite y la última moda piquera, antes de que llegara el fenómeno Obando, como muy bien lo llama el director de Cosasdecome Sevilla José Miguel Barrón, fueron los picos liaos de Jerez, también conocidos como camperos.

Lo cierto es que la firma andaluza ha logrado crear tendencia. Sus picos son hoy en día los más imitados y han hecho ya historia. La ensaladilla, la reina de los bares, tiene nuevo novio y se llama Obando.

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