Desde que Sal Gorda abrió en la calle Alcaicería, el único problema que tenía era la dificultad para encontrar mesa, señal de que algo se estaba haciendo bien en esa casa. Para solucionarlo sus propietarios, los hermanos Cabrera (Elías, Antonio y Ahitamy), no se andaron con chiquitas y multiplicaron por 5 las plazas de su local fundacional, abriendo en plena Resolana el restaurante Salvaje –al que se sumó Javier Pascual como cuarto socio-, con 280 plazas en 3 ambientes diferentes.

 

La idea es ofrecer en un único espacio todas las alternativas posibles de la restauración. Así, en la entrada del local se propone una versión informal, más ágil, con una carta tipo abacería con quesos, chacinas, embutidos y tapas más tradicionales, todo para disfrutar tanto en una larga barra como en la zona adjunta de mesas altas y bajas.

Pasando al interior, el restaurante se abre a un luminoso patio cubierto de vegetación, donde ya la carta se torna más elaborada, con una cocina de raíz, basada en el producto local y de temporada. En este caso, el tamaño de los platos es intermedio entre la tapa y la ración, con el fin de que puedan ser compartibles al centro de la mesa y poder degustar la mayor cantidad posible de alternativas. En esta zona la gran estrella son las brasas, por donde pasan verduras de proximidad, pescados seleccionados en las lonjas más cercanas y diversos cortes de carnes, lo que obliga a estar muy pendientes de los fuera de carta a la hora de pedir.

Alcachofas. Foto de Cosas de Comé.

Alcachofas confitadas. Foto de Cosas de Comé.

A pesar de llevar abierto apenas unos meses, ya se han hecho fuertes entre sus asiduos platos como las Alcachofas confitadas, veluté de jamón ibérico, polvo de aceituna negra y alcachofa frita; la Ventresca de atún a la brasa, cao salsa kabayaki y pimientos fritos; el conito de tartar de atún rojo con aliño de kimchi; la merluza frita con salsa ponzu, o la ensaladilla de centollo. O sea, una cocina de origen andaluz, pero con claras influencias internacionales.

Foto de Cosas de Comé.

La ventresca de atún a la brass. Foto de Cosas de Comé.

Por si esto no fuera poco, la joya de la corona estará ubicada en la planta alta del imponente local –que fue en su momento la fundición de la que salió gran parte del hierro con el que se construyeron los pabellones de la Exposición del 29-, donde este próximo otoño ya estará habilitada la zona de restaurante a mesa y mantel, recuperando esa alternativa que entre tanto gastrobar cada vez es más difícil de encontrar en la hostelería sevillana. Una comida a la carta, servida formalmente y en formato ración.

Foto de Cosas de Comé.

Así de espectacular es Salvaje. Foto de Cosas de Comé.

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