Abre sus puertas Alabardero River Club, un restaurante especializado en arroces secos y caldosos y situado junto al río, concretamente en el Pabellón de la Navegación de la zona de la Cartuja.
El grupo Lezama, propietario de la popular Taberna de Alabardero y encargado de la gestión de Escuela Superior de Hostelería de Sevilla, acaba de inaugurar nuevo establecimiento en la ciudad. Su nombre: Alabardero River Club, una arrocería ubicada en el pabellón de la Navegación de la Cartuja que ofrece vistas al río Guadalquivir. Según explican desde el grupo, esta nueva apuesta ofrece «una experiencia sensorial inigualable» al combinar «nuestra gastronomía y un mágico enclave».
Ofrecen casi una quincena de arroces, tanto secos como caldosos. Foto cedida por el establecimiento
A nivel gastronómico, tal y como revela Antonio Suárez, gerente del espacio, los arroces son los absolutos protagonistas, tanto en su formato seco como caldoso. Se ofertan casi una quincena de propuestas que incluyen pescados o mariscos, o bien carne. Entre ellas destacan los secos como el del señorito con gambones o el de rabo de toro con setas, habitas y verduritas, así como los caldosos de pato, setas y foie, o el de bogavante. También elaboran paellas mixtas, arroces negros y fideuá.
La carta se completa con entrantes varios, frituras o carnes. Foto cedida
La carta se completa con otras elaboraciones como una amplia variedad de frituras andaluzas, ostras y carnes. No faltan tampoco algunos de los clásicos de la Taberna del Alabardero como la merluza en salsa verde, el bacalao a la vizcaína o la torrija con toffee. «No podían dejar de estar en Alabardero River Club porque son demandados constantemente por nuestros clientes», confirma Suárez. También ofrecen desayunos y amplían la oferta de los mismos de cara al fin de semana con tortillas y huevos revueltos, entre otras especialidades.
El establecimiento mira al río desde todos sus ángulos. Foto cedida
El emplazamiento donde se ubica Alabardero River Club es otro de los puntos fuertes de esta nueva apertura de Lezama. Como su propio nombre indica, el establecimiento mira al río desde todos sus ángulos ya sea desde su terraza con capacidad para unas trescientas personas o en su salón interior gracias a sus amplias cristaleras de veinte metros de alto. Ello permite una decoración actual con una fuerte presencia de luz natural, informal a la par que elegante, con toques de madera.
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