Ubicado en la antigua Cárcel Real en la que estuvo preso el autor del Quijote en el siglo XVII, el restaurante EntreCárceles del grupo La Raza cumple 125 años coronándose como uno de los establecimientos hosteleros más antiguos de la ciudad.
Cuentan que una de las veces que Miguel de Cervantes estuvo preso lo hizo en la Cárcel Real de Sevilla. También que quizás allí, durante sus cinco años de cautiverio, escribió algún capítulo de Don Quijote de la Mancha. Y en este mismo lugar de Sevilla, de cuyo nombre el autor más universal de la literatura española probablemente no querría acordarse, nació a finales del siglo XIX uno de los establecimientos hosteleros más antiguos de la ciudad. Su nombre: EntreCárceles, al igual que el vial con el que que hace esquina. Este año la mítica taberna celebra sus 125 de vida manteniendo intacta su esencia de antigua abacería.
Y lo hace de la mano del grupo La Raza quien apostó por la recuperación de este emblema gastronómico de Sevilla en 2011. “EntreCárceles permaneció durante años a Ángel Fernández Gutiérrez y a varias generaciones anteriores de su familia. La tasca era conocida por su enclave y el sabor de sus vinos, chacinas y emparedados”, explica Pedro Sánchez- Cuerda, responsable del grupo mientras realiza una especial mención al Fino Imperial que se sirve desde tiempos inmemoriales en la taberna. “Todo un emblema del lugar que aún a día de hoy puede pedirse”.
No es el único producto distintivo que EntreCárceles conserva de su etapa anterior. Capitaneada por Daniel del Pozo y Marta Molina, propietario y gerente del establecimiento, la centenaria taberna ha recuperado chacinas, quesos y conservas a las que ha añadido platos tan tradicionales y arraigados a la idiosincracia sevillana como las espinacas con garbanzos o la cola de toro. Esta última basada en una receta original que custodia el grupo la Raza desde 1941 y que a buen seguro, de haber coincidido no solo en espacio sino también en tiempo, hubiera ayudado al mismo Cervantes a hacer más llevadero su cautiverio. “Definitivamente la cola de toro es uno de nuestros platos más señeros”, sentencia Sánchez Cuerda, sin ocultar su orgullo.
Por ello, y con motivo de la conmemoración de este 125 aniversario, EntreCárceles rendirá tributo a esta elaboración. Lo hará mediante una oferta que incluirá una tapa de la misma junto a una cerveza servida en sus típicos jarrillos de lata por 3,90 euros y que se mantendrá hasta finales del mes de noviembre. “También queremos preparar algo para los vecinos de la zona, que son tan asiduos a nuestra taberna que vienen hasta dos veces por semana”, añade Marta Molina. Además de estos fieles parroquianos, son muchos los turistas y curiosos que merodean a diario por las instalaciones de EntreCárceles. Suelen sentarse en su terraza y saborear una cerveza fresquita mientras preguntan a Marta o Daniel por las curiosidades del edificio. “Es un privilegio trabajar en un establecimiento que es parte de la Historia de Sevilla. La gente nos interroga sobre la cárcel o El Quijote. Les despiertan la curiosidad”.
Junto a la apuesta gastronómica por la cola de toro, el grupo La Raza recuerda que en la remodelación de EntreCárceles realizada hace ocho años también se recuperaron sus dos plantas superiores y la azotea, abiertas para grupos y eventos. “En este aniversario puede ser el momento ideal para descubrir esta taberna tan sevillana en toda su plenitud”, concluye Pedro Sánchez-Cuerda.
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