El chef Sergio Solís, de dilatada experiencia en la hostelería sevillana, y el sumiller Abraham Harillo, de La Cata Ciega, capitanean este nuevo establecimiento. En él, los platos y tapas con un punto desenfadado y una bodega de referencias poco habituales son los protagonistas.

 

Existen distintas maneras de enfrentarse a la apertura de un nuevo establecimiento. El chef sevillano Sergio Solís siempre supo cuál sería la suya el día que gestionara su propio restaurante: la del cuidado y el gusto. La pausada y bien pensada. Esa que hace que los platos se elaboren con mimo, productos de calidad y un punto final que los convierte en diferentes. La misma a la que no le sirve cualquier vino para maridar sus creaciones sino que apuesta por ‘poco comercial’, convirtiéndolo en su sello propio.

El chef Sergio Solís y su sumiller Abraham Harillo en el nuevo establecimiento. Foto cedida por La Gándara

El chef Sergio Solís y su sumiller Abraham Harillo en el nuevo establecimiento. Foto cedida por La Gándara

De esta forma nació hace unos meses La Gándara, ubicada en el local B7 de la calle Balbino Marrón de la zona de Viapol. Tras más de veinte años de experiencia en la hostelería sevillana en establecimientos tan populares como el Mesón 5 Jotas, La Esfera o el restaurante del Casino de la Exposición, Solís se ha aventurado a dar el salto con su propio negocio «con las ideas claras, haciendo bien las cosas. Con buen gusto en todos los sentidos», declara el propietario. Para ello, se ha acompañado del sumiller Abraham Harillo, quien fuera dueño de La Cata Ciega, que ha seleccionado vinos  «diferentes y con personalidad» para la bodega de este nuevo local.

El restaurante se encuentra emplazado en el local B7 de la calle Balbino Marrón de la zona de Viapol. Foto cedida por el establecimiento

El restaurante se encuentra emplazado en el local B7 de la calle Balbino Marrón de la zona de Viapol. Foto cedida por el establecimiento

En lo gastronómico, la carta de La Gándara se compone de una veintena de creaciones, en formato tapa y plato en su gran mayoría, que van desde las tortillitas de camarones con guacamole, a la carrillada con puré de boniato pasando por el lomo de atún con arroz al pesto. La oferta se renueva parcialmente cada dos o tres meses. «Siempre estamos metiendo nuevos productos de temporada», aclara Solís. También preparan guisos del día que modifican con frecuencia.

La cocina ‘con gusto’ de Solís se define como mediterránea con un toque de originalidad. Foto cedida por el establecimiento

La bodega es uno de los puntos fuertes y con más gusto de La Gándara. En ella se introducen nuevos vinos cada semana, «y tratamos de que no sean referencias habituales de las que se  pueden encontrar en cualquier otro sitio», declara Harillo. Además de una carta específica de vinos de Jerez, cuentan con elaboraciones de gran parte de Andalucía y España. Al mismo tiempo,  Solís y Harillo tratan que La Gándara sea un «espacio vivo», por lo que celebran catas maridadas y talleres de cocina en sus instalaciones.

Una bodega de referencias 'diferentes', otra de las señas de identidad de la Gándara. Foto cedida por el establecimiento

Una bodega de referencias ‘diferentes’, otra de las señas de identidad de la Gándara. Foto cedida por el establecimiento

En cuanto a su decoración, el establecimiento de Sergio Solís combina la influencia industrial con la rústica en un espacio donde la madera y el color verde agua son dominantes. El local cuenta con un salón interior con capacidad para 25 o 30 comensales y una terraza con seis veladores.

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