El emprendedor Federico Merro Mac Lean acaba de inaugurar una original abacería que es a la vez taller de guarnicionería en Guillena. En él es posible disfrutar de unas anchoas catalanas, embutidos de Jabugo y vinos de la Sierra Norte de Sevilla mientras se contempla a Merro trabajar el cuero.
Federico Merro Mac Lean aprendió el oficio de guarnicionero de su padre y de su abuelo. Desde hace algunos años desempeñaba su profesión en Las Pajanosas (Guillena) en el interior de un pequeño taller. Una propuesta para hacerse con un nuevo local, más amplio y atractivo, hizo que a Merro se le encendiese la bombilla de la creatividad. ¿Por qué no integrar su taller en un establecimiento de hostelería donde disfrutar de un tapeo y aprender sobre cuero? Acababa de nacer un nuevo concepto: el taller-abacería Cuero y Vermú. Ubicado en el número 47 de la calle Concepción Soto, el establecimiento que en palabras del guarnicionero «mezcla el sabor de los ibéricos con el olor del cuero» abría sus puertas hace un mes.
En él es posible disfrutar de un amplio surtido de conservas gourmet, ibéricos de la Sierra de Huelva, quesos variados, así como vermú o vinos de pequeños productores a la vez que se contempla a Federico Merro trabajar el cuero. «Se trata de una nueva forma de interrelación con el cliente, con el que se pueden compartir conversaciones tanto gastronómicas como centradas en la artesanía», explica.
A nivel gastronómico, en Cuero y Vermú destacan productos exclusivos como las anchoas de la Costa Norte de Cataluña, la ventresca de atún con pimiento en almíbar o el queso provolone con base de tomate. También gozan de gran aceptación las tablas y medias tablas de ibéricos, así como las tostas. Para ellas utilizan pan de masa madre de La Molinilla de Aracena, mientras que las tapas de queso y chacinas van acompañadas de los picos saborizados de la misma firma. El vermú proviene de la marca artesanal Yo soy tu padre de la que Merro se declara un enamorado confeso. «Todo está orientado para que Cuero y Vermú sea la primera parada de tapeo desenfadado antes de irse a almorzar o cenar», aclara.
Para ello, el local dispone un amplio salón a modo de taller con una capacidad de unos 60 metros cuadrados. Allí, además de los útiles y herramientas de trabajo de Federico, junto a algunas de sus piezas ya concluidas, hay hueco para un gran número de objetos antiguos de la colección de Merro. Cámaras de fotos, máquinas de escribir, hormas de zapatos o máquinas de coser de antaño otorgan un aire especial al establecimiento que también cuenta con una terraza con diez mesas y un original sofá tipo chester de cuero.
Los productos elaborados por Federico pueden adquirirse previo encargo. Posee una línea especial de piezas para fotógrafos de la que cuenta con su propia página web.
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