Fernando Picazo y Alicia Álvarez, antiguos clientes del bar, toman el relevo de Manuel Pinto y el mismo funcionamiento como lugar de encuentro acompañado de tapeo tradicional
El cierre definitivo del bar Lairén en junio del año pasado, apenó a muchos vecinos y cofrades de la parroquia de la Magdalena. Entre ellos a Fernando Picazo y Alicia Álvarez, de la Hermandad de Montserrat, con sede en dicha parroquia y que ahora se han convertido en los nuevos propietarios del histórico lugar. Fue el lunes 23, cuando volvía a abrir sus puertas en una nueva etapa, pero continuista.
Como habituales del establecimiento, el matrimonio no ha querido que se pierda este lugar de reunión y tertulias cofrades espontáneas y han tomado el relevo de su anterior propietario, Manuel Pinto. El mundo de la hostelería no les es ajeno, ya que Fernando, economista de profesión, es también el propietario del catering Catedral que funciona desde finales de 2016.
Estos días han estado dando un lavado de cara al local, mientras algunos vecinos se interesan por el nuevo rumbo del Lairén al ver que había gente trabajando en él. Quieren mantener la misma esencia que lo ha caracterizado en los últimos años «Será casi cien por cien lo de antes, el ambiente de bodeguita, la cerveza fría con cacahuetes y comida típica sevillana», explica Fernando.
Los comienzos de Bar Lairén hace 38 años fueron como pequeña bodega de vinos, pero fue evolucionando para ofrecer algo de comida y también cafés y desayunos a sus clientes. Entre ellos, muchos cofrades pertenecientes a las hermandades de la próxima parroquia de La Magdalena, como se puede intuir por la decoración del local. Seguirá luciendo y funcionando igual, con apertura a las 7 de la mañana para desayunos de lunes a sábado, y abierto de forma ininterrumpida hasta la medianoche aproximadamente, con descanso el sábado por la tarde y domingo completo.
En su cocina seguirán preparando cocina tradicional como papas aliñás, carrillada, carne en tomate, espinacas con garbanzos, chacinas, quesos, y próximamente pulpo a la gallega o menudo. Todo regado con un vino o una cerveza servida en un vaso helado, como siempre ha sido seña de identidad en el Bar Lairén.
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