El restaurante y hotel astigitano fundado en 1953 cambió de rumbo a finales de 2021 de la mano de Rebeka Dávila, una joven dispuesta a fomentar el turismo de interior y reivindicar las costumbres y tradiciones andaluzas
La histórico Casa Pirula de Écija sigue escribiendo su historia. Desde hace año y medio es Rebeka Dávila, una emprendedora de 31 años la autora de los nuevos pasos del establecimiento. Su proyecto Raíces surgió durante la pandemia. Rebeka ha vivido durante varios años en Milán y sentía cierta envidia del orgullo italiano por su tierra, sus costumbres y cómo la venden al mundo. Así que ideó la manera de recuperar establecimientos con historia que se hubieran quedado en el camino, aquellos negocios familiares que no han encontrado continuación en las siguientes generaciones porque se han marchado fuera o no quieren que la hostelería sea su medio de vida.
Rebeka siempre ha estado vinculada a este mundo, ya que su familia es la propietaria del Catering Dávila. La Antigua Casa Pirula era el sitio perfecto porque además de restaurante es un hotel de 34 habitaciones, otro de las ideas que rondaban la cabeza de la joven. Se hizo con la propiedad de manos de la familia del fundador José Silva Martín (para conocer más sobre la historia de Casa Pirula, haz clic aquí). En dos meses realizó una reforma con la ayuda del premiado estudio de diseño Cateto Cateto de Alejandro Sánchez, manteniendo el poso histórico de Casa Pirula con una experiencia castiza andaluza donde encontrar esas raíces que titulan el proyecto de Dávila.
Sola (salvo por el banco), sin ningún grupo inversor detrás, comenzó a darle una nueva forma a Casa Pirula, «el restaurante para quedarse a dormir», como ella misma dice, en una referencia a la siesta andaluza en forma de patrimonio local. El establecimiento está dividido en diferentes espacios con sus propios nombres: el comedor El Pirulín, la taberna en la zona de la barra, y preparan el Soberao, en la azotea, donde instalarán un solarium y zona de copas con un aforo limitado. Para celebraciones privadas cuentan con el comedor Gran Reserva de Cruzcampo, una discoteca y una bodega que quiere convertir en peña flamenca con actuaciones y catas de vinos. Todo entre cortinas de esparto hecha a mano en Jaén, referencias al pasado torero del local y con detalles que apoyan el concepto de sostenibilidad.
En la carta trabajan una cocina tradicional y de la tierra, con platos de siempre como los pescados y las carnes a la plancha, guisos, arroces, y algún toque moderno con pokes o risottos. Un plato muy popular antes en Casa Pirula era el pollo frito, aunque Rebeka no lo ha querido mantener para evitar comparaciones porque «nunca va a ser igual» que el que se comía en el pasado. Mantienen los desayunos cuidando el producto, como los molletes de Armesto que se hacen en la misma localidad, y que fueron elegidos por los lectores de Cosasdecomé como los mejores de la provincia de Sevilla.
Detrás de todo este trabajo está la reivindicación del turismo de interior, y en concreto de Écija, un lugar que, opina, está por descubrir para muchos. Una localidad entre Sevilla, Ronda y Córdoba, con un importante legado de época romana, con la única estatua de amazona en el mundo hallada fuera de Roma, sus once torres, dulces de convento, sus arte religioso, artesanía… Bondades que Rebeka enumera una a una y que ponen de manifiesto que además de turismo de sol y playa en Andalucía hay mucho que ver.
Acompañada de un equipo joven, Rebeka espera que Antigua Casa Pirula sea el primer escalón para ir recuperando lugares que pongan en valor todo lo que la Andalucía de interior y el lugar donde aprender como lo hace cada día. Con el empeño de que «creer y querer» son los mejores cimientos, la emprendedora tiene siempre la vista puesta en el futuro y en nuevas ideas que pronto irán viendo la luz.
Todos los datos sobre Antigua Casa Pirula, aquí.