El Mirador de Los Castañares es un sitio singular. Está en lo alto de una montaña y lo suyo es llegar a pie, después de un paseo de media hora por el bosque. Se puede comer en un salón con chimenea o al aire libre. La estrella de la casa son las carnes ibéricas que hacen a la parrilla pero no te pierdas tampoco el revuelto de morcilla de sangre…
Todo empezó allá por 2019, por noviembre. Modesto Lozano y Beatriz Sayavera pensaron que podían poner un pequeño puesto para servir bebidas a la cantidad de personas que frecuentaban el sendero de Los Castañares, un agradable camino por el bosque que sale desde el centro de Constantina, en la Sierra Norte de Sevilla. Aprovecharon unos terrenos de la familia para abrir el establecimiento.
Modesto conoce bien el monte. Es arriero de profesión, y cuando no se dedica a dar vueltas a los filetes encima de la parrilla, se dedica, junto a su grupo de mulas a hacer tareas en el campo acarreando por los montes animales de cacería, transportando aceitunas de sitios donde no pueden accedor los vehículos y si sus animales o recogiendo corcho. También ha encontrado espacio para el turismo y ofrecen un paquete conjunto, para al menos 25 personas que consiste en un paseo en mulo o en coche tirado por ellos y «final de fiesta» comiendo en el restaurante. «Eso lo ofrecemos los días entre semana que es cuendo estamos cerrados».
Pero volvamos al relato. Lo de las bebidas fue bien y a lo de beber se arrejuntaron unos montaditos, unas latas de consevas…y luego vinieron unos montaditos con los filetitos de cerdo ibérico…al final «y porque así han ido casi modelándolo nuestros clientes, nos hemos convertido en un restaurante». Pero no cabe duda de que el restaurante de los Lozano Sayavera es muy singular. Primera cosa a tener en cuenta. Solo abren sábados y domingos y al mediodía y algunos festivos. Mejor reserva previamente porque el sitio está concurrido. Otra cosa a tener en cuenta…como llegar al establecimiento. El sitio está en lo alto de una montaña. Se llega fácil. No son cuestas muy empinadas, no te asustes y también se puede llegar en coche, pero por un sendero, nada de asfalto…te lo digo por si eres de los que no le gusta manchar los bajos de tu vehículo rodado.
Lo suyo, la verdad, es llegar a pie. La cuesta no es muy empinada. Se sale desde el centro de Constantina, desde la Alameda y en media hora o un poco más, si vas lentito, se recorren los 2,5 kilómetros que separan la civilización de este sitio en plena naturaleza. El paseo es además por el bosque…que eso abre el apetito. De todos modos, si decides subir en coche, que arriba hay aparcamiento, lo mejor es que cojas por el camino de la Alameda, no por el del Castillo. Cuidado que google maps te aconseja el del Castillo. No le hagas caso, por tu madre, que el camino es complicado para el coche y si te encuentras a otro vehículo bajando la cosa se pone jodidilla. Coge el camino de La Alameda y sigue las indicaciones que hay en el sendero, en cada cruce de carriles, para llegar al establecimiento.
Arriba parece que se respira un aire como cuatro puntos más agradable. El paisaje es de esos casi de película. Hay dos espacios para comer. Hay un salón para unas 30 personas. No te esperes lujo. Hay mesas en plan mesón y otras de plástico, pero en la estancia hay una chimenea, junto a un sofá para sentarse en calentito y por las paredes hay objetos antiguos como decoración. Al final la estancia resulta cálida…como la comida.
Fuera, si hace buen tiempo, la terraza es una delicia con el paisaje de monte como «decorado». La carta no es larga, apenas una decena de aperitivos y luego lo fuerte de la casa, las carnes a la parrilla, principalmente cerdo ibérico.
Tienen patatas bravas, chorizo y morcilla a la brasa, unas croquetas del cocido, setas, que varían en función de la temporada, salteadas con unas gambas al ajillo y, atención al revuelto de morcilla de la casa. Pinchando aquí puede verse la carta completa.
Utilizan para hacerlo la morcilla de sangre que elaboran en Embutidos El Capellán, de Constantina. Esta morcilla, por si sola, es ya una delicia y ligeramente calentada ya alcanza cotas que podrían equipararse de milagro de nuestro Señor. En el Mirador la preparan partida en trozos y en un revuelto con patatas fritas, huevo, piñones y cebolla. Por encima le colocan tres rodajas de manzana, para descansar el paladar.
Los Lozano Sayavera han tenido que tirar de imaginación para hacer que todo funcione. Las instalaciones están alimentadas con energía solar y para asar la carne tienen un carrito que se coloca junto a la cocina y delante del público. Modesto, que es el que se ocupa de la parrilla, alimenta el fuego con leña de encina y oliva. Luego, con los rescoldos se prepara la carne ibérica. Toda llega también de El Capellán que les surte de abanico, presa y pluma, además de chuletitas de cordero y entrecot de ternera, la única opción vacuna.
Las carnes se presentan de una forma muy atractiva en la mesa ya que vienen sobre unas pequeñas parrillas en las que han puesto también algo de rescoldo de la leña para que la carne se mantenga caliente. El abanico que pedimos estaba bastante jugoso. Las patatas fritas «de las agrias que son las buenas para freir» destaca Modesto vienen en un perolito aparte. La cosa se acompaña con pan y picos de Markipan, una panadería de la Sierra Norte de Sevilla.
No falta ni postre, alguna tarta casera y flan…con su pegotón de nata, que nunca puede faltar en este tipo de establecimientos.
Horarios, localización, teléfono y más datos de El Mirador de Los Castañares, aquí.
…Y además
Faisanes, papas muy crujientes y un sándwich muy bien relleno
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Y aquí un video con cinco sitios para disfrutar de lo que es comé en Constantina.