La friolera de casi doscientas referencias del marco convierten a Manolo Cateca en la más atípica de todas las tabernas clásicas sevillanas del centro. De estética tradicional y emplazada en las inmediaciones de La Campana, esta pequeña tasca se ha convertido en un lugar de culto para los amantes de los sherries en la ciudad.

 

La consideran un auténtico templo de los vinos de Jerez en Sevilla. O, más bien, su más sagrada capilla. Por aquello de que se trata de un pequeño espacio de no más de 22 metros cuadrados. Unas reducidas dimensiones que contrastan con lo apabullantemente extenso de su carta de vinos: casi doscientas referencias de sherries.  La Taberna Manolo Cateca se ha ganado con creces su consideración de lugar de culto para los amantes de los vinos de Jerez en la ciudad.

Y eso que cuando su párroco, Manuel Rodríguez Navarro, conocido como Manolo ‘Cateca’, la puso en marcha en 2013 no tenía más pretensión que servir de reciclaje profesional de su propietario. Rodríguez Navarro, comercial de larga trayectoria y aficionado a los vinos del Marco de Jerez, decidió dar vida a su taberna «para reinventarme a los cincuenta y largos, creando el bar al que siempre quise ir como cliente».

El espacio se ubica en la antigua La Goleta, un bar típico sevillano de 1952. Foto: CosasDeComé

El espacio se ubica en la antigua La Goleta, un bar típico sevillano de 1952. Foto: CosasDeComé

Para ello, se hizo con la antigua La Goleta, una pequeña tasca de 1952 con todo el sabor de las tabernas clásicas sevillanas: larga barra de caoba, suelo hidráulico, azulejos sevillanos, mesas altas,  y emplazada en el corazón de la ciudad. Concretamente, en el número 13 de la calle Santa María de Gracia, en las inmediaciones de La Campana. «No sabía hasta dónde llegaría con esta aventura pero no quería un establecimiento de acero inoxidable, sino un sitio con personalidad propia», manifiesta Manolo Cateca. Así, por aquello de la personalidad y autenticidad del espacio, Cateca optó por santificar su taberna con una veintena de vinos jerezanos. Una oferta poco usual en Sevilla que fue incrementado con los años hasta llegar a las casi doscientas referencias actuales. Las sirve también por copas. «Los sevillanos se han abierto una barbaridad en los últimos años a los vinos del marco de Jerez. Para muchos de ellos es una auténtica religión», manifiesta.

Cateca asesora a sus clientes a ahora de elegir entre manzanillas, amontillados, olorosos o finos. Foto cedida por el establecimiento

Cateca asesora a sus clientes a ahora de elegir entre manzanillas, amontillados, olorosos o finos. Foto cedida por el establecimiento

De hecho, son numerosos los fieles que acuden diariamente hasta la Taberna de Manolo Cateca, como si de un rito se tratara, a saborear sus amontillados, manzanillas, finos, olorosos, Palo cortados, creams, Pedro Ximénez, blancos, titos o vermús. O algunos de sus vinos a granel.  Manolo los atiende sonriente en esa barra enmarcada entre azulejos y jamones y los saluda a cada por su nombre. Probablemente, con solo mirarlos, ya adivine sus preferencias para ese día. «Cada vino es un mundo y su sabor varía según el estado de ánimo con el que te lo tomes», afirma. Los clientes se distribuyen a lo largo de la barra y en la mesas próximas a Manolo. Las distancias son cortas. Y comienza la tertulia, con confesiones y profecías incluidas. «Este es un bar de parroquianos o clientes asiduos. Nuestro ambiente es muy familiar . Aunque también acuden personas que vienen de paso», explica Cateca quien disfruta asesorando personalmente a los no iniciados en los vinos de Jerez. «Se trata de un ámbito en continua evolución del que no dejo de aprender».

Manolo Cateca ya era un apasionado a los vinos de Jerez antes de abrir su establecimiento en 2013. Foto cedida por Taberna Manolo Cateca

Manolo Cateca ya era un apasionado a los vinos de Jerez antes de abrir su establecimiento en 2013. Foto cedida por Taberna Manolo Cateca

Para maridar las especialidades de este santuario del Jerez en Sevilla, Taberna Manolo Cateca ofrece una carta de tapeo variado: chacinas, quesos, salazones y montaditos, entre los que destacan clásicos como el de pringá, chorizo picante o mantecadito al whisky. También gozan de gran aceptación guisos como la sopa de tomate, el cocido de berza o los higaditos al amontillado.

La taberna cuenta con una carta de tapas frías, salazones, chacinas, quesos y algunos guisos. Foto cedida por el establecimiento

La taberna cuenta con una carta de tapas frías, salazones, chacinas, quesos y algunos guisos. Foto cedida por el establecimiento

Aunque, habitualmente y tal como confiesa Cateca, las tapas de la taberna suelen convertirse «en una excusa para ensalzar aún más si cabe el sabor de los vinos». También de la cerveza, porque este templo del sherry es a su vez una taberna típica de Sevilla donde se tira bien fría y con la espuma a la perfección.  Tras su regreso después del confinamiento por la pandemia, las especialidades de Manolo Cateca se veneran tan solo de lunes a sábados de 10:30 a 16:30 horas. Pero eso no le resta ni un ápice de devoción por parte de sus adeptos. Ni tampoco por parte del propio Cateca. «Creo que disfruto más de estos vinos bebiéndolos que cuando los vendo. ¡Y eso ya es decir!», concluye.

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