Abantal, el único restaurante sevillano que cuenta con estrella Michelin, está ampliando sus instalaciones para dar un paso más y ofrecer un valor añadido a sus clientes. Entre las novedades, una exclusiva mesa en medio de la nueva cocina, desde donde se podrá disfrutar del menú con las explicaciones del chef viendo cómo trabaja en directo.
Calidad antes que cantidad. Con esta premisa de Julio Fernández Quintero (Santiponce, Sevilla, 1977) podemos resumir la esencia de esta noticia. Abantal no es solo el único representante sevillano en la prestigiosa Guía Michelin; es la cara visible de la alta gastronomía de la ciudad. Esto conlleva un nivel de exigencia muy elevado, tanto con sus clientes habituales, que vienen, repiten y no aceptan que baje el nivel, como con los muchos foráneos que, tras buscar e informarse, acaban entrando por sus puertas con unas expectativas muy elevadas.
Y en este caso, para que aumentase la calidad tenía que hacerlo también la cantidad. De metros cuadrados, en concreto. Por eso, desde hace algunos meses, Abantal está ampliando sus instalaciones gracias a la adquisición del local contiguo, donde está construyendo una cocina que, a ojo, será cuatro veces la actual. Esto supondrá muchas cosas. Una de ellas, poder satisfacer la demanda de sus clientes aportándoles un valor añadido, ya que Julio y su equipo podrán poner en práctica nuevas ideas, ampliar menús y dedicar más atención a investigación y desarrollo, lo que indudablemente se verá reflejado en los platos.
La otra, y quizá la más mediática, es la “Mesa de los cocineros”, aunque este no sea aún su nombre oficial. Se trata de un espacio donde un privilegiado grupo de comensales podrá disfrutar de la experiencia de comer dentro de la propia cocina de Abantal, con el chef explicando cada plato y viendo el trabajo en directo de todo el equipo de cocineros. Mismo menú, pero con algún guiño especial.
Sin cristales ni separaciones, y con una capacidad aproximada de doce personas, esta mesa pretende ser el punto de encuentro de los clientes habituales y buenos amigos de la casa, que a buen seguro no habrán vivido jamás algo parecido en la ciudad. Tras catorce años en la batalla -los diez últimos con la estrella en sus vitrinas-, Julio y sus socios sentían que el guión había cambiado, y que su propuesta de cocina actual necesitaba más material, más detalles y más técnicas. La gente observa, y Abantal no se va a conformar con mantener el listón.
Por el momento la inauguración de la nueva cocina y esta mesa no tiene fechas aunque Julio Fernández espera que este «en unas semanas, no me atrevo a concretar más».
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