Llegó sin hacer ruido hace poco más de tres años, y se instaló en la Alameda. Hoy está considerado como uno de los grandes mexicanos no solo de Sevilla, sino, como ya cuentan en algunas revistas especializadas, de toda Europa
Nacieron sin grandes pretensiones, con alma de taquería, para que la gente fuera allí a disfrutar de tacos y botanas como se hacía en Ciudad de México. Pero el éxito llamó pronto a su puerta, e irremediablemente cambiaron de rumbo para acabar siendo el auténtico mexicano de la ciudad, título que años atrás ostentaron otros como Amor a la Mexicana o La Cantina.
Mano de Santo existe por la decidida apuesta de David Pareja, un empresario dedicado en cuerpo y alma a la cultura, donde ha sido desde mánager de grupos como Pony Bravo, Maga o Sr. Chinarro hasta programador del festival Territorios Sevilla. Entre sus últimas aventuras, la dirección del documental “Indestructible, el Alma de la Salsa”, con Diego el Cigala de protagonista y ocho candidaturas a los Goya del año pasado.
Todo este talento se refleja también en su primer negocio de hostelería. David tenía claro que quería huir de los tópicos. Que nadie confundiese Mano de Santo con un local Tex-Mex de esos donde el queso fundido lo envuelve (literalmente) todo. Y vaya si lo ha conseguido. Además, cumpliendo uno de los propósitos con los que nació: que solo se sirvieran licores mexicanos. “Esto es una mezcalería. Aquí se viene a beber tequila, mezcal y chelas. Para gintonics hay otros muchos sitios”.
En España podemos presumir de tener establecimientos como Punto MX, en Madrid -el primer mexicano del mundo con estrella Michelin-, u Hoja Santa, en Barcelona, a cargo del talentoso Albert Adriá. Para David son la referencia, y cuando se le pregunta por las cosas que tienen en común con Mano de Santo, la respuesta es tan obvia como valiente: el firme deseo de afrontar una comida mexicana lo más auténtica posible, ofreciendo una experiencia cercana y fiel al país de origen.
Para ello se afanan en buscar tacos y tortillas cargados de sabor, chiles con gusto y cócteles con guiños continuos a los espirituosos mexicanos, que son los únicos que ofrecen, y pretenden abanderar el acercamiento a la enorme cultura que existe en torno al mezcal en otros países, para que aquí acabe calando y logrando adeptos. Afortunadamente cada vez hay más cultura gastronómica mexicana, y el cliente valora una experiencia lo más auténtica posible, porque está más informado y más viajado.
En Mano de Santo lo ideal es dejarse aconsejar, que para eso son los que saben, y entre sus platos más recomendados aparecen el guacamole, que elaboran en plan pomada con un par de toques secretos y la receta tradicional: aguacate, cebolla, cilantro, tomate, lima, chile jalapeño y sal, con totopos artesanales; además, el pastor o la gringa, que es su versión con costra de queso; el ceviche, un ceviche mexicano de corvina y langostino servido con pico de gallo y un caldito muy sabroso; o el flan de chocolate blanco, con una textura casi de panna cotta y que está causando furor. Aunque es probable que cuando vayan encuentren cosas nuevas, porque la carta está viva y cambia aproximadamente cada cuatro meses.
El futuro se presenta lleno de ilusión y ganas de crecer, con muchas ideas y muchas cosas aún por hacer, y aspiran a seguir disfrutando de un personal, una clientela y un ambiente como el que tienen ahora. Si eso se sigue cumpliendo es señal de que lo están haciendo muy bien.
La fama del establecimiento trasciende ya de Sevilla. Un reciente reportaje de la revista Viajar, un suplemento gastronómico del periódico de Cataluña lo coloca entre los mejores sitios de Europa en su clase.
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