El restaurante utrerano estrena carta específica para los cuarenta días previos al domingo de Resurreción en la que interpreta bajo su prisma guisos y postres clásicos de esta época del año.
El restaurante Besana Tapas de Utrera modifica su carta cinco veces al año. Cuatro de ellas vinculadas a cada una de las estaciones y una quinta dedicada a la Cuaresma. Por lo tanto, el establecimiento estrenaba oferta gastronómica el pasado 26 de febrero, Miercoles de Ceniza, basada en guisos y postres clásicos de esta época del año pero interpretados bajo su particular prisma. «Nos basamos en lo tradicional y lo llevamos a nuestro terreno», aclara Daniel León, jefe de cocina de Besana quien ha explicado que la carta de Cuaresma se compone de un total de 24 elaboraciones, trece de ellas de inspiración «totalmente cuaresmal».
Así, junto a un apartado de tapas clásicas que el establecimiento mantiene también durante estos cuarenta días, León ha revelado que Besana Tapas presenta creaciones como un potaje de vigilia con pilpil de cocido, bacalao confitado y espinacas, el llamado ‘albondigón de Cuaresma’ compuesto por una selección de moluscos, espinacas y americana, las tagarninas esparragadas con huevo poché e ibéricos o las tradicionales espinacas con garbanzos acompañadas de huevo frito y su capirote. La carta se completa con las tapas de paté de sardinillas, puerros glaseados, bacalao ahumado, setas escabechadas y pimientos del piquillo con ravioli de bacalao.
El apartado de postres lo componen la torrija de Cuaresma que en Besana sirven con crema de azahar y helado de naranja amargas, los pestiños sobre creme brulée y sorbete de limón, el crujiente de arroz con leche cremoso y una versión propia del pan con chocolate y aceite.