El restaurante Gusto, a pesar de estar en un polígono industrial, atrae a diario a nativos chinos y a clientes locales atraidos por su oferta de más de 200 platos basada en la auténtica cocina de su país y alejada de los tópicos

 

Están en el polígono Aeropuerto, relativamente cerca de El Corte Inglés de Sevilla Este. La calle Artesa es una zona ocupada por naves comerciales. Hay un sitio de juegos, alguna tienda de confección de las baratas, algún bazar de esos de perchas a mitad de precio  y amplios aparcamientos. El restaurante chino Gusto ocupa una de estas naves. Encima de la puerta un gran letrero anuncia la presencia del establecimiento. Si entras, la primera impresión es haber entrado en el típico bar de polígono donde ponen desayunos de esos contundentes que te permiten afrontar la mañana con todas las fuerzas.

Vista exterior del establecimiento. Foto: Cosasdecome.

 

Barra, con la máquina de café bien a la vista, bancos altos de madera y un expositor tapado al completo con fotos de platos. Pero si vas girando la vista vas viendo que aquello es diferente. Al final de la barra hay unas piscinas con bogavantes vivos y luego unas mesas de color negro en las que llaman la atención las sillas que son de esas como las que ponen en los convites de las bodas, cubiertas con un paño blanco y una flor de tela detrás, como si la silla se hubiera sumado también a la fiesta. Encima de las mesas unas cajas de pañuelos a modo de servilleteros.

Al fondo se ve un gran salón de fiesta con el mismo tipo de sillas y un pequeño escenario. En ese momento se te aparece en escena Johnny Wang, 30 años y nacido en Zhejiang, una zona cercana a Pekin. El es el que lleva el negocio junto a «mi mujé» como dice en perfecto sevillano achinado. Su «mujé» es Verónica (Lili) Liu, 28 años, china también de nacimiento aunque llegó a España con nueve años.

Johnny Wang no es un «maitre» de escuela pero es un maestro en llevarte y explicarte en que consiste este peculiar restaurante chino que nada tiene que ver con los establecimientos esos de dragones de cartón piedra en las puertas y lamparitas de esas de papel. No busques los rollitos imperiales y la salsa agridulce porque no hay. Johnny y Lili explican que «son platos que no están en el día a día de los chinos y por eso no los tenemos».

La carta del restaurante chino Gusto (verla aquí) es imposible si no hay alguien que te oriente. Todos los platos están escritos primero en chino y luego en español. Hay más de 200…dificil orientarse si alguien no te guía.

Volvamos a Johnny Wang. Le confesamos que estamos totalmente despistados y que no sabemos que pedir entre tanto plato. Mientras hablamos con él, unas camareras pasan con grandes fuentes con bogavantes, pescados enteros u otros coloristas platos de verduras.

En lo de beber optamos por Occidente: una cervecita y un refresco de cola. Lili Liu «señala que apenas tenemos un par de bebidas chinas porque aquí la gente opta, sobre todo, por la Coca Cola», que sirven en latas o por los vinos españoles.

El comedor principal del establecimiento está preparado para eventos. Foto: Cosasdecome

Wang, amable y servicial, nos sugiere los platos que más éxito tienen entre los españoles. Nos propone empezar la cosa con un arroz de la casa y seguir luego con unas tiras de carne estilo «Bekin», acompañadas con una especie de creps y unas berenjenas chinas salteadas. Allá vamos. Wang advierte que las raciones son generosas pero que tienen disponibles unas tarrinas para llevarse lo que sobre.

No hay pan, pero no nos ponen tampoco palillos para comer, sino sus buenos tenedores y cuchillos. Al poco tiempo aparece en el comedor una especie de cubilete, como los que sirven para enfriar el vino, lleno del arroz de la casa.  La cosa es muy generosa y eso que hemos pedido media ración (9,80 euros). El plato es de lo más llamativo. No hay sólo arroz blanco, sino también un arroz largo de color rojo. Lleva también tropezones de piñones y el toque más exótico está por encima, donde ponen una carne seca de cerdo deshilachada y cubierta con una esspecie de caramelo. El plato es extraño, pero está muy rico y es, además, de esos platos que no paras de comer, porque es ligero y agradable. El arroz está muy suelto, en su punto de dureza y el sabor resulta ligeramente dulce.

Pero lo que más puede llamar la atención de este plato es que lleva «churros», churros chinos, que son muy parecidos a los españoles ya que están hechos también con agua y sal. En este plato se utilizan tras una doble fritura «para que queden muy crujientes». Primero se frien enteros, en tiras, que recuerdan mucho al aspecto de los calentitos sevillanos, y luego se cortan en rodajas y se vuelven a freir hasta que quedan crujientes. Entonces se mezclan con el arroz.

En el apartado de arroces y pastas hay hasta 25 variedades. Lo hay con langostinos, con verduras secas y también con verduras frescas, porque esta es una de las características principales de la casa. Trabajan, sobre todo, con productos frescos. Así las verduras son compradas en supermercados chinos o incluso de agricultores locales que ya han empezado a plantar estas variedades por la demanda que existe de los nativos chinos y también de las personas que empiezan a conocer estas variedades ahora exóticas en España.

La ternera estilo Bekin se sirve con unas creps para envolver la carne y también con finas tiras de verduras crudas, al estilo de las crudités francesas. Foto: Cosasdecome

Los platos saben de otra manera, pero a la vez te recuerdan a la cocina de tu abuela, hay algo casero en la cocina de este restaurante, como un calor de  hogar. De la cocina se ocupan hasta cuatro cocineros, todos venidos desde China donde ya se dedicaban a esta profesión. Un plato de berenjenas chinas nos deja completamente enamorados. El sabor se parece mucho a las berenjenas de aquí, aunque menos ácidas, pero lo más sorprendente es la textura de su carne, tierna, pero sin ser harinosa, realmente conseguida, de restaurante de alta cocina. Van salteadas en una especie de ajillo, pero muy suave. Dan muchas ganas de mojar pan, si lo hubiera o lo hubiese. Para disgusto de Wang, que no es partidario de las mezclas, las arrejuntamos con el arroz. la ración, también generosa sale a 8 euros.

Las berenjenas del restaurante Gusto. Foto: Cosasdecome

En la carta hay también col china, tirabeques, yuca, raiz de loto, pak choi, coliflor china, okra o calabaza. Lili aclara que «no siempre las tenemos todas, porque depende de lo que encontremos en el mercado. Por eso es muy importante que les vayamos orientando cuando piden porque así le decimos las existencias».

Pero si llamativo es el surtido de verduras, no se queda atrás el de mariscos y pescados. Tienen incluso gambas de Huelva «pero esas son sobre todo para nuestros clientes chinos que las piden para sus celebraciones, porque les gustan mucho». Los eventos para familias chinas eran una de las principales lineas de negocio del restaurante antes de de La Pandemia. De hecho tienen varios salones privados para acoger a grupos y una zona para que juegen los niños. Llaman la atención dos salones, con capacidad para 20 personas cada uno de ellos, que se acomodan en una sola mesa circular. La parte central de esta da vueltas y los platos van pasando por delante de todos los comensales que se van sirviendo. Lili señala que esta es la costumbre de las celebraciones y las bodas chinas, la de poner todo al centro y cada uno va picando de ahí.

Los salones privados tienen unas curiosas mesas que dan vueltas en su parte central, con lo que los platos van pasando por delante de todos los comensales. Foto: Cosasdecome

Ahora tan tenido que reciclarse. Han puesto comida para llevar y servicio a domicilio, aunque destacan que el pedido mínimo es de 3o euros «y llevamos sólo los platos que aguantan bien el transporte y que lleguen en buenas condiciones. Además los llevamos en coche, no en motos para que no se deterioren».

Están en el establecimiento desde el año 2008. Existia ya antes con otra dueña pero esta se jubiló. Ellos eran clientes del local y decicieron hacerse con él a pesar de que no tenían experiencia previa en el sector de la hostelería. Desde entonces han ampliado algo el local pero han seguido en la misma línea. No cambiaron ni el nombre. El boca a boca ha ido acercando a clientes españoles al local «porque al principio sólo venian chinos atraidos por la idea de reencontrarse con la cocina auténtica de su pais».

Pero volvamos a los mariscos y los pescados. Hay bogavantes, que se pueden tomar crudos y aliñados o hechos al vapor , navajas o buey de mar y también un amplio surtido de pescados que van desde los rodaballos o las lubinas hasta las cabezas de merluza que se sirven en salsa picante.

Los partidarios del exotismo pueden encontrar lengua o cabeza de pato, que se come en una especie de fritura especiada. Se usan también los intestinos del cerdo, lo que aquí conocemos como menudo, y que hacen de diferentes modos y especiados. «A los españoles les encantan cuando los prueban» señala Lili». Ofrecen también el «pepino de mar» o un amplio apartado de platos picantes «que gustan mucho a los jóvenes chinos».

Lo que puede chocar más a los occidentales son los postres. Nosotros tomamos unas especie de tortas de maiz fritas. La factura (tres platos, bebidas y postre) salió por 39,80 euros. De todos los platos nos llevamos para casa porque las raciones son generosas. Wang nos agradece la visita y aún debajo de la mascarilla se le intuye una amplia sonrisa.

Horarios, localizacion, teléfono y más datos del restaurante Gusto, aquí.

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