Las preparan en guisos tradicionales como las gachas calientes de boletus o las fabes con níscalos. Las más pequeñitas, senderuelas y morillas, las saltean al ajillo con huevos fritos.
Aunque la ausencia de lluvias ha retrasado su llegada, ya es tiempo de setas en La Tizná, el establecimiento de la consultora gastronómica Ángeles Muñoz Hornillo y el somelier José Antonio Barragán. Según explica Muñoz Hornillo, este restaurante de Nervión ya cuenta con especies como níscalos, tanas, boletus, senderuelas, pie azul y trompetas para preparar sus elaboraciones. Todas ellas proceden de la sierra de Aracena y picos de Aroche, «a tan sólo una hora de camino, donde lugareños que llevan toda la vida recorriendo estos campos encuentran y recolectan nuestras preciadas setas».
Unas especialidades que en La Tizná preparan tanto en guisos tradicionales, como es el caso de las gachas calientes de boletus o las fabes con níscalos, como salteadas al ajillo con huevos fritos cuando se trata de especies de menor tamaño como senderuelas y morillas.
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