La reapertura del establecimiento trianero tras tres años de reforma trae consigo un cambio de apariencia radical. El espacio, su mobiliario y su vajilla son más modernos, pero siguen siendo un bar de toda la vida, conservando su carta de cocina tradicional.

 

El trianero Bar Oliva vuelve a su ubicación original en la calle San Jacinto. Tras el incendio que tuvo lugar el diciembre de 2019, la familia Oliva, decidió demoler y reconstruir todo el edificio y propio local, que ahora luce un aspecto totalmente renovado y moderno. El corazón del negocio, la cocina tradicional, sigue siendo el mismo.

Desde la reapertura el martes 7 de febrero, el establecimiento ha pasado a llamarse Casa Oliva, dejando la antigua denominación “bar” para la historia. Una declaración de intenciones que se ha plasmado también en la nueva decoración en la que predomina la madera, el dorado y el color negro. Un cambio ideado por ellos mismos. Todo el mobiliario es nuevo, sillas y mesas, y también la vajilla. Siguen contando con el comedor y la barra, donde también se puede comer.

De los primeros tiempos queda la cocina. Mónica y Rocío Oliva siguen estando al frente de los fogones preparando la comida tradicional que siempre les ha caracterizado: riñones al jerez, gambas al ajillo, pavía, menudo… «Seguimos siendo un bar clásico», cuenta Paco Oliva, a cargo de la sala junto a su mujer. «La diferencia es que ahora en vez de servir las tapas en un plato blanco lo hacemos en uno más moderno».

Nueva entrada de Casa Oliva en San Jacinto. Foto cedida.

Esta familia lleva al frente de negocio desde el año 1993 cuando se hizo cargo de él José Oliva. El establecimiento era aún más antiguo, de 1960, y funcionaba bajo el nombre Casa Girón. Muestra de aquellos años es el antiguo mosaico de azulejos de Coñac Terry que lucía en su fachada que los Oliva han conservado y ahora preside el nuevo comedor.

Ahora son hijos de José, los que han tomado las riendas del negocio. Durante los que ha durado la reforma han seguido con la actividad donde se encontraba el bar Amistad, en el número 3 de la calle Olivares. El cambio de local también conlleva una adaptación, aunque cuentan que el balance es positivo: «Estamos muy ilusionados, la gente está respondiendo muy bien», comenta Paco. A la clientela de toda la vida que ha vuelto a San Jacinto hay que sumar un nuevo perfil más joven que ha llegado atraído por el renovado estilo de Casa Oliva.

El establecimiento sigue abriendo para desayunos, donde son famosas sus tostadas con jamón, y para almuerzos y cenas.

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