Cinco paradas gastronómicas muy recomendables para aquellos que visitan la capital del dulce navideño por excelencia.

 

No solo de mantecados vive el hombre. Ni siquiera cuando se acerca la Navidad. Ni tampoco cuando se visita Estepa, pese a tratarse de la capital mundial de este dulce manjar. Esta localidad de la Sierra Sur de Sevilla cuenta con numerosos tesoros gastronómicos al margen de esos mantecados, polvorones y aceites de oliva que le han granjeado gran fama. Porque en Estepa también se desayuna, tapea o almuerza. Y muy bien, por cierto. He aquí cinco paradas ‘de comé’ especialmente indicadas para aquellos que se desplazarán en estos días hasta la capital de los mantecados a surtirse de ellos, visitar sus fábricas y pasear por sus calles.

Antonio Jesús Caro Blanco, maestro churrero de Virgen Milagrosa. Foto: CosasDeComé

Antonio Jesús Caro Blanco, maestro churrero de Virgen Milagrosa. Foto: CosasDeComé

1. Los churros de la cafetería churrería Virgen Milagrosa

Los visitantes que deseen iniciar su periplo estepeño de buena mañana y con la barriga llena, cuentan con varias cafeterías y churrerías entre las que elegir. Virgen Milagrosa, ubicada estratégicamente en uno de los accesos a la localidad, se ha convertido en los últimos años en una de las más populares. «Somos especiales porque nos encontramos en un lugar con mucho encanto: el antiguo Museo del Anís de Estepa», explica su propietario, Antonio Jesús Caro Blanco, maestro churrero que en 2015 se hizo con este local manteniendo rótulos y carteles anisados. También un interior dividido en tres salones de aire rústico que le otorgan un aspecto acogedor al conjunto.

Caro Blanco prepara a diario sus churros de masa, de interior especialmente esponjoso, con una receta que, según relata, reproduce «desde hace más de quince años». Como particularidad, los sirve en la mayoría de las ocasiones en forma de rueda, independientemente del número de personas que vayan a consumirlo. Estepeños y visitantes suelen acompañarlos, como manda la tradición, de un café o chocolate caliente. Además de los churros, sirven tostadas.

 

El éxito de las croquetas líquidas de Casa Alejandro radica en su suavidad en boca. Foto: CosasDeComé

El éxito de las croquetas líquidas de Casa Alejandro radica en su suavidad en boca. Foto: CosasDeComé

2. Las croquetas líquidas de jamón ibérico de Casa Alejandro

Finalizado el desayuno, llega el momento del primer acopio de mantecados y polvorones en algunas de las fábricas o tiendas del polígono Sierra Sur y de la avenida de Andalucía. También puede ser una buena oportunidad para desplazarse hasta las del centro de la ciudad. Allí se encuentra la histórica plaza de abastos del siglo XIX, recientemente restaurada, con varios puestos gastronómicos por descubrir. A la hora de escoger donde almorzar (o cenar, según el caso), Estepa dispone de una amplia oferta de bares y restaurantes. El chef Alejandro Rodríguez Larrubia se sumó a este listado en 2018 con la apertura de Casa Alejandro donde defiende un concepto gastronómico basado en la cocina tradicional andaluza con toques innovadores. Ejemplo de ello son sus croquetas líquidas de jamón ibérico sobre patatas crujientes, el plato más exitoso del establecimiento.

Formado en la Escuela de Hostelería de Málaga y con un potente curriculum en el que destaca su experiencia en el Celler de Can Roca y con chefs de la talla de Quique Dacosta o Dani García, a Alejandro Rodríguez le caracteriza «una sed constante de investigación» . «Así nacieron mis croquetas, tras mucho experimentar», declara el chef que destaca de esta creación «su suavidad en boca».

Justo al lado de Casa Alejandro, en el número 19 de la avenida de Andalucía, existe otra apuesta ‘de comé’ de lo más original aunque solo apta para paladares atrevidos. Se trata de una hamburguesa con crema de mantecado. Una reciente creación de Malavida Relío Urbano que solo estará disponible durante el mes de diciembre. Además de esta original crema y de carne rubia gallega, se compone de doble cheddar, panceta ibérica, pepinillo y una simulación de nieve polar.

En el bar Los Remedios sirven las papas arrieras, unas de las recetas más antiguas de Estepa. Foto. CosasDeComé

En el bar Los Remedios sirven las papas arrieras, unas de las recetas más antiguas de Estepa. Foto. CosasDeComé

3. Las papas arrieras del bar Los Remedios

En otro extremo gastronómico, aunque en la misma avenida de Andalucía, se puede degustar uno de los platos más tradicionales de la gastronomía estepeña: las papas arrieras. «Provienen de la antigua receta que utilizaban los arrieros o muleros, dedicados al transporte de mercancías, que se componía de patata, huevo, aceite y ajo. Con estos ingredientes preparaban una mezcla que se conservaba durante bastante tiempo», relata Antonio Borrego, uno de los propietarios del bar Los Remedios, donde elaboran su propia versión de este clásico de la cocina de Estepa.

Según explica Borrego, utilizan para ello patatas fritas redondas, alioli casero y gambas, que culminan con pimentón dulce. «Gusta tanto a las personas que vienen de otras localidades como a los de aquí», puntualiza el responsable de Los Remedios, referente gastronómico estepeño desde su fundación en los años sesenta.

Setas de temporada y salmorejo, dos de los platos más populares de Don Polvorón. Foto: CosasDeComé

Setas de temporada y salmorejo, dos de los platos más populares de Don Polvorón. Foto: CosasDeComé

4. Los arroces y el salmorejo de Don Polvorón

Para finalizar este periplo gastronómico, nada mejor que realizar una última parada en el restaurante Don Polvorón. Sus arroces marinero o con presa y habitas bien lo merecen. Además goza de gran aceptación el salmorejo, uno de los platos más populares de la cocina estepeña que el restaurante de José Antonio Rodríguez ofrece habitualmente entre semana, en sus menús diarios. «Muchas personas nos conocen por nuestros desayunos, pero tenemos una amplia carta con mucho que ofrecer», puntualiza Juan José Fernández, encargado del establecimiento. Desde él, resulta sencillo incorporarse a la autovía A92 y emprender el regreso a casa con el paladar impregnado de un regusto que va más allá de la canela o el ajonjolí. También así sabe Estepa en los prolegómenos de la Navidad.

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