‘Latidos de Carmona’ elabora artesanalmente y sin conservantes ni aditivos pastelería marroquí y tartas envasadas en un original formato de cristal . Lo hacen con dedicación y cariño desde el mismo centro histórico de la ciudad.

 

Patricia Jiménez y Antonio José Cabezas tuvieron un pálpito. Enamorados de Carmona, en una de sus constantes visitas se percataron de que en el centro de la localidad no había ninguna pastelería o establecimiento donde adquirir dulces. Así que, ni cortos ni perezosos, se decidieron a ponerlo en marcha ellos mismos. Su presentimiento les decía que podía funcionar: la pericia confitera de Patricia y el espíritu emprendedor de Antonio José conformaban un buen tándem. Además, ambos coincidían en apostar por elaboraciones artesanas, sin conservantes, aditivos o aromatizantes, «y preparadas con mimo y corazón». «De ahí surgió también nuestro nombre: Latidos de Carmona, porque hacemos las cosas con mucho cariño y estamos justo en el centro o corazón de la ciudad», explica Cabezas.

Patricia es una apasionada de la repostería. Se considera autodidacta y no se achanta a la hora de trabajar con nuevas formas o sabores. Han sido sus raíces marroquíes las que le han hecho especializarse en pastelería árabe siguiendo, según revela, «las recetas de mi familia de Tetúan y adquiriendo productos de la zona para traer los verdaderos sabores a nuestra tienda». Desde su apertura a finales de 2019, las vitrinas de Latidos de Carmona siempre cuentan con baklavas, chuvakia o briouats de elaboración diaria.

Tartas en tarritos de cristal, una de las especialidades de Latidos de Carmona. Foto cedida por el establecimiento

Tartas en tarritos de cristal, una de las especialidades de Latidos de Carmona. Foto cedida por el establecimiento

Pero quizás sean los tarritos ingeniados por Antonio José y Patricia su creación más famosa y que más ha calado en carmonenses y visitantes. «Un buen día nos dijimos, ¿por qué no meter nuestras tartas en pequeños vasitos de cristal individuales para que todos puedan probarlas? Y han funcionado muy bien» Hasta tal punto que la variedad de tarritos del establecimiento en inmensa. Los hay tanto de tocino de cielo, como de tarta de queso y frutas del bosque, tarta de zanahoria, mango, trufa, limón y galletas, dulce de leche… Y así hasta donde la imaginación de los propietarios de Latidos de Carmona llegue. «Todas las semanas tratamos de crear tarritos nuevos para que nuestros clientes no se aburran», comentan al unísono Antonio José y Patricia. En esta línea, el verano pasado lanzaron tarritos con tarta y helado artesano que pretenden recuperar también este año.

Junto a estas especialidades de elaboración fija, Patricia da vida en Latidos de Carmona a su propia versión individual de la torta inglesa de Carmona, palmeras de huevo y chocolate, palos de nata y otros clásicos de la pastelería que van rotando «según nuestra inventiva, pero siempre tratando de mirar con los ojos que lo haría el cliente y con ingredientes naturales».

Una apuesta por lo artesanal que también se refleja en los productos que, a modo de tienda gourmet, dispensan en Latidos de Carmona. Antonio José Cabezas, gran aficionado a la enología, cuenta con una selección de vinos «escogidos por la variedad de la uva, no por su nombre, para acercar a nuestra clientela a los pequeños productores». Lo mismo ocurre con la selección de miel, conservas o panes de panadería artesanal García Martín de Carmona. «Amamos lo de siempre, lo esencial, lo que no está procesado», puntualiza Cabezas.

Todo ello desde un establecimiento con una decoración vintage de corte romántico donde, tal y como explican sus propietarios, han tratado que el tiempo se detenga en todos los sentidos, «a nivel estético con sus espejos y mostradores antiguos y gastronómico con nuestros productos de sabores tan auténticos que te llevan al pasado»

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