Tras acumular años de experiencia en amichelinados como Casa Marcial, El Bulli o Bardal, Juan Carlos Ochando y Elena Pérez Pradas vuelven a su localidad natal para fundar su propio establecimiento. No han querido crear un restaurante gastronómico al uso aunque sí se nutren de sus técnicas e influencias, además de un exquisito trato al producto.

 

Han desempeñado sus labores en cocina y sala por prestigiosos restaurantes de medio mundo. Muchos de ellos con estrella Michelin como es el caso de Casa Marcial, El Bulli o Bardal. Pero Juan Carlos Ochando y Elena Pérez Pradas han decidido que ya era hora de protagonizar una vuelta a los orígenes. A la familia, los amigos y la localidad que los vio nacer: Los Rosales, una pedanía del sevillano municipio de Tocina. Allí acaban de abrir a principios de julio su propio establecimiento que, sin tratarse de un restaurante gastronómico, bebe de sus influencias y técnicas de alta cocina con un mimado cuidado del producto. Así nace Ochando, ubicado en un pequeño local del número 78 de la avenida de Sevilla. «Apostamos por una excelente materia prima, muy bien tratada y con fondos y salsas elaborados. Eso sí, en espacio íntimo y con un ambiente familiar», describe Juan Carlos Ochando, quien además de copropietario es el chef de este proyecto.

Los emprendedores Juan Carlos Ochando y Elena Pérez Pradas. Foto cedida por el establecimiento

Los emprendedores Juan Carlos Ochando y Elena Pérez Pradas. Foto cedida por el establecimiento

En este sentido, el cocinero destaca que la carta del restaurante la componen casi una veintena de platos «muy pegados a la temporada, por lo que irán rotando constantemente». Entre ello destacan propuestas como una royal de foei con guisillo de cerdo ibérico y amontillado, pluma ibérica con jugo de asado, corvina con beurre blanc y huevas de arenque o ensalada de verduritas con gazpacho de maíz. La oferta de postres es breve pero completamente artesanal y la componen un tatín de naranja, tarta de queso con chocolate blanco y arroz con leche de coco, piña al ron y helado de mango, estrella de la carta. En lo que a su bodega se refiere, Ochando y Pérez realizan una importante apuesta por los vinos andaluces «para que se note en qué entorno estamos y a qué sabe».

Para disfrutar de esta propuesta gastronómica en su totalidad, Ochando cuenta con un minimalista y actual salón interior y una terraza con capacidad ambos espacios para no más de 25 personas. Es por ello que el establecimiento funciona a través de la reserva telefónica previa. «Se trata de un concepto de restaurante bastante diferente del que se está acostumbrado a ver por la zona. Pero la acogida está siendo muy buena gracias al boca a boca»

 

Durante los meses de verano, Ochando abrirá de martes a domingo solo para cenas.

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