El cocinero, que regenta El Mercader de Triana, pone en marcha en el mercado de abastos del barrio, un bar dedicado a los bocatas. La mayoría están realizados con molletes de Marchena y los rellenos van desde unas albóndigas metías en tomate hasta boquerones en adobo con alioli
A los bocadillos también se le puede poner mucha imaginación y convertirlos en un bocado muy exquisito. Esa es la idea del cocinero Victor Gamero, un profesional muy valorado en la ciudad, que en su día fue de los más vanguardistas y que ahora también quiere poner su toque de innovación en el popularísimo y en crecimiento sector de los bocadillos.
El cocinero echa mano en este nuevo proyecto de dos de los elementos que le han dado el éxito en sus dos últimos proyectos, ambos también en el barrio de Triana: El Mercader de Triana, una taberna de buenos vinos y cositas de comé divertidas y La Tintorería Clandestina, una sala de catas con propuestas muy originales coordinadas por otro profesional de prestigio, el especialista en vinos y periodista Javier Compás.
El nombre del nuevo bar es «Bocadi-yeah» un juego de palabras con un nuevo verbo que se ha inventado Gamero, el de «bocadillear». «Queríamos que esto fuera un local divertido para comer algo bueno pero de forma informal y pensamos que el humor iría muy bien con la idea» señala el cocinero de 51 años.
Los colores aparecen por todos lados. En las paredes hay divertidos juegos gráficos con los bocadillos. Todo se orienta en torno a la cocina donde, de cara al público, se preparan los bocadillos. Alrededor hay unas cuantas mesas altas para comer y poco más. El sitio no sólo está pensado para comer allí, sino para que el que quiera se lleve los bocatas para casa. En el futuro quieren también poner servicio a domicilio «pero primero tiene que rodar todo bien».
Este mismo aire divertido lo sigue la carta, con nombres de bocadillos que van desde el «En pelotas» hasta el «Kebap pisha, este si está bueno». Los bocadillos van presentados en unas paneras de color negro con unos papeles de acuadritos negros y blancos como plato. En el mismo espacio una fritá de papas que acompañan cada entrepanes. Papas fritas de verdad, nada de congelatis.
«Me lo he pasado muy bien haciendo la carta» confiesa Gamero, un cocinero al que siempre le ha gustado dar un toque gamberro a sus creaciones. «Tengo creados más de 50 bocadillos pero poco a poco los iremos sacando». La primera carta tiene una docena. Al final del artículo te los pongo todos.
Hay varias notas comunes a todos. La primera es que emplean pan de calidad. De hecho ha recurrido a uno de los tipos de panes estrella de la provincia, los molletes de Marchena. En concreto se los proporciona la firma Mateos, que se los sirve tanto en el formato tradicional cuadrado de este mollete como alargados, recordando a una chapata. Hay también algunas opciones con pan de brioche, como el pan de los perritos calientes, pero aquí también se opta por la elaboración artesanal con la colaboración de la panadería de Picnic, situada en el vecino mercado de abastos de El Arenal.
La segunda cuestión es la apuesta por los productos de la zona. Así hay bocadillos desde con alcachofas o con tomates de Los Palacios, hasta con boquerones en adobo o rosada frita. Y la última característica común es la imaginación y el buen humor. No hay bocadillos convencionales. No hay de tortilla, ni de jamón atocinado. Tampoco hay ni serranito ni bocata de pringá y el cocinero no ha recurrido a la hamburguesa. «Queremos ofrecer algo diferentes. Hay muchos sitios que ofrecen estas cosas y nosotros queremos tener algo distinto por eso hemos huido de lo habitual.
Antes de meterme en lo del contenido de los bocadillos te hablo de los precios que yo sé que es algo que te interesa mucho…aunque disimules. Los entrepanes de Bocadi-yeah salen entre 9,80 y 12,20 euros, todos con la guarnición de papas fritas incluidas.»Aquí sale uno comido perfectamente con un bocadillo por persona y un aperitivo para compartir» señala el cocinero.
La carta empieza por unos aperitivos que van desde unos nachos al estilo mejicano hasta unas alitas de pollo. Pero de nuevo vuelve a surgir la originalidad. Los nachos llevan una guarnición de crema d queso con atún y hay también un llamativo tentempie realizado con cebolla, abierta en forma de flor, como las alcachofas, rebozada y luego acompañada con mayonesa de miel y mostaza.
En cuanto a los bocadillos llaman la atención propuestas como el titulado «Todos los días sale el sol» que lleva chipirones fritos, alioli, mayonesa aliñada con tinta de chipirones y un toque picante. Otro, bajo el sugerente título de «Ojo mancha» van en pan brioche y lleva por dentro costillar de cerdo deshilachado (la versión española del pulled pork, o como se llame) que se acompaña con una salsa de Calimotxo (mezcla de vino tinto con refresco de cola) y una crema de queso payoyo y lima.
Hay opción para celiacos con un bocadillo de roast-beef de ternera y pepinillos o para vegetarianos con uno de alcachofas a la plancha, tomate, cebolla encurtida, rúcula y una divertida versión del «pesto» italiano en la que no hay piñones, ni albahaca, ni queso y se elabora con edamame (una verdura japonesa parecida a los guisantes) y anacardos.
No falta tampoco un bocadillo para niños realizado con pollo a la plancha y uno realizado con chicharrones de Cádiz (los que van en lonchas) y adrezado con queso de cabra payoya, pipirrana, lechuga y salsa «kebap» gaditana, una variante de la salsa de este plato oriental pero realizada con los ingredientes de un adobo.
En la parte líquida, refrescos, cerveza Victoria de barril y unas pocas etiquetas de vinos «porque lo más habitual es tomar un bocadillo con cerveza o refrescos» señala el cocinero. De postre helado.
Aquí la carta completa de Bocadi-yeah (actualizada a 24 de enero de 2024).
Horarios, localización, teléfono y más datos de Bocadi-yeah, aquí.
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