En este establecimiento de Aznalcázar se viven milagros como disfrutar de un buen atún encebollao, una cola de toro de las que se despegan del hueso, un pollo al ajillo en «comodito» o un menudo tierno, con papas fritas y casi sin salsa…y además barato

 

Curro Cabello y Chari Barrios tenían fama entre sus amigos por lo bien que guisaban. Siempre les había gustado lo de la cocina. Curro recuerda que cuando aún no había llegado a los 30 años empezó a coleccionar una enciclopedia de cocina de las que regalaban los periódicos…y ahí comenzó todo.

La cola de toro, la carrillá y el atún encebollao eran las especialidades de la casa y Curro y Chari señalan que «para nosotros la cocina era hasta una forma de hacer frente a los problemas, porque nos metíamos en la cocina y nos relajábamos».

Pero Curro y Chari no pensaron que aquella afición que comenzó cuando eran jóvenes terminara convertiéndose en su forma de vida. Con 63 años, él y 58 ella, y con la ayuda de sus hijos, principalmente José Alberto, que trabaja en el local desde el principio y Carlos y Daniel que echan una mano los fines de semana, regentan Casa Curro, toda una sorpresa gastronómica en Aznalcázar, una población cercana al parque de Doñana.

El establecimiento está en la calle Sevilla, una larga vía que atraviesa, practicamente, toda la población. No hay terraza exterior. Un toldo blanco y una elegante puerta de madera flanqueada por dos ventanas dan entrada al local, pero nada más abrir la puerta ya se nota la calidez: Paredes de ladrillo visto, mesas de mármol y sillas de enea, aperos de labranza e imágenes de temática cofrade rodean el ambiente…huele a guisito.

Hay dos salones, más la barra. Unos barriles contienen vinos dulces de Huelva y en la casa tienen vino propio, de esos ligeritos de los de burbuja, que le hacen también en la misma población. Más para dentro un patio cubierto con un toldo y como última estancia, y solo para las noches del verano, un segundo patio sin cubrir. En total pueden atender a más de un centenar de personas.

Aunque el local parece que lleva en medio del pueblo toda la vida, Casa Curro es relativamente joven. Abrió en el año 2018, aunque los Cabello Barrios ya habían regentado otro local en Huevar. Llegaron a lo de la hostelería cuando rondaban los cincuenta años. Curro tenía una empresa dedicada a la fabricación de palets de madera. Lo tuvo que dejar, y Chari y él decidieron reciclarse y dedicarse a algo que les gustaba, la cocina.

La terraza está en un patio interior. Foto: Cosasdecome

No les ha ido nada mal en la empresa gastronómica. Casa Curro se llena todos los fines de semana y es mejor ir con reserva previa. En este establecimiento se puede comer de tapas pero sentados en plan restaurante y a un precio que suele estar entre los 10 y 20 euros por persona. «Aquí la gente tiene que venir. No estamos en una gran ciudad y para atraerlos hay que dar algo de calidad y diferente» señala Curro Cabello.

La carta es variada. Casa Curro es de esos sitios para ir en familia. Todo tiene personalidad. Está trabajado. «Todo lo elaboramos nosotros. Aquí no entran cosas preparadas. La mayonesa de Ybarra y poco más».

Atención al guisoteo de la casa. La cola de toro es de esas de salsa en colorao, de esas de enamoramiento al instante con el miajón de pan. La carne, cuando le metes mano con el tenedor se desprende con la misma facilidad con que un político se desprende de una promesa. Curro Cabello dice que «utilizamos carne de ternera joven. Es fundamental». La clave está en tenerla 5 o  7 horas al fuego y aderezar la cosa con dos vinos, un tinto, y un solera para darle un guiño de la tierra.

Chari y Curro señalan que es una de las estrellas de la casa. Se puede consumir incluso por tapa y te ponen un trozo de carne o dos con su fritá de papas por 6,50 euros. También en el grupo de cabeza la carrillá, que hacen con cochino ibérico. El capítulo de guisos se complementa también con una carne metía en tomate o alguna otra cosa que pongan fuera de carta.

El rabo de toro. Foto: Cosasdecome

De todos modos, con tu permiso, me voy a detener en dos guisitos que merecen un par de párrafos. Atención al menudo de la casa, que es muy original ya que lleva muy poca salsa. Sin embargo esta carencia salsera, tan típica de este guiso de casquería, permite disfrutar con más nitidez la perfección en la cocción de los callos que están muy tiernos y melosos. Curro señala que utiliza callos que «compramos enteros. Nosotros nos encargarmos de limpiarlos bien con agua y vinagre y de partirlos para el guiso». La cosa tiene sus trucos porque se hace en dos fases. Primero la parte carnívora del plato se cocina sola, con agua hasta que está bien tierna. Aparte se hace un refrito con tomate, pimientos, cebolla y ajo. Al final se produce «la fusión» y los dos elementos, el carnívoro y el verdulero se hacen juntos con la alegría de un poquito de pimienta y de tomillo «y de otra especia más que no te voy a decir» dice Curro con sonrisa socarrona. Para acompañar su fritá de papas.

El menudo. Foto: Cosasdecome

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Pero si resulta curioso el guiso de menudo no se queda atrás el del atún encebollao, porque comerse un buen atún encebollao en tierra adentro es un tema para apuntarlo bien. Curro señala que compra el atún, rojo, en el Makro de Bormujos «de donde traemos también bastante del pescado fresco que consumimos porque la verdad es que lo tienen muy bueno». El guiso solo lleva cebolla, ajo, pimienta y sal como aderezo. Curro prefiere no dar muchos datos sobre el método de elaboración pero lo cierto es que el atún está tierno y el encebollao se deja ver.

Atún encebollao de Casa Curro. Foto: Cosasdecome.

Curioso también como elaboran el pollo frito. No utilizan trozos con hueso, sino trozos de pechuga deshuesados. Sin embargo no está nada seco. Las piezas las pasan por harina y las frien en aceite caliente. El truco final, obra de Chari Barrios, es ponerle una salsa de ajo perejil por lo alto, lo que lo hace adictivo. Aunque no sea un pollo frito «de libro» entra entre las mejores versiones del plato en la provincia.

El pollo frito en salsa verde. Foto: Cosasdecome.

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Aunque los guisos brillen especialmente en la casa el tapeo que ofrecen es variado. Hay ensaladilla de pulpo y otra de atún, muy sencilla, ya que tan sólo lleva patatas y la conserva, además de la mayonesa. Chari y Curro señala que está también en la clasificación de las tapas más solicitadas.

Tienen normalmente más de 60 especialiades, incluidas los fuera de carta. la gran mayoría se puede tomar por tapas. Las tostas son otra de las estrellas. Las elaboran con pan de pueblo y la más solicitada es la de la casa con verdura confitada, filetes de lomo de cerdo pasados por la plancha y un poco de reducción de vinagre de Pedro Ximénez para completar la cosa.

Suelen tener también pescado frito que varía en función de lo que encuentren en el mercado. Si hay, ofrecen ortiguillas fritas y también suelen tener adobo, chocos o puntillitas. Elaboran también varios tipos de croquetas y no faltan tampoco clásicos el solomillo al whisky o los chipirones a la plancha con su poquito de salsa verde.

Por las mañanas también ofrecen desayunos con varios tipos de pan, pringá casera, varios tipos de mantecas, aceite y embutidos como la carne mechá.

«Aquí cocinamos en base al cuenco, como digo yo. Nuestra medida siempe es el puñaito que cabe en una mano, el cuenco que hace tu mano, como hacían nuestras madres, porque ese es nuestro gran secreto que el que viene aquí se sienta en familia, como en su casa» señala Curro.

Horarios, localización, teléfono y más datos de Casa Curro, aquí.

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